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El borde costero de este balneario de la comuna de Tomé es el único que cuenta con un bosque de mitigación de tsunamis y maremotos en la región del Biobío, en su diseño los árboles cumplen un rol fundamental. 

Después de la catástrofe humana que deja un terremoto y tsunami, no solo las personas deben levantarse, sino que también las localidades. Es lo que pasó en las 18 comunas costeras de la Región del Biobío que fueron afectadas por el movimiento telúrico de 8.8 grados y posterior maremoto en 2010.
El Plan de Reconstrucción del Borde Costero 18 (PRBC18) fue el proyecto que tuvo por objetivo transformar estos lugares en espacios urbanos, algunos de los cuales se ubican a menos de una hora de la capital regional como Dichato y Talcahuano, o en zonas más lejanas como Cobquecura y Tirúa.
Así comenta Sergio Baeriswyl Rada, arquitecto y urbanista a cargo de la reconstrucción de estas “costaneras, que no significan necesariamente una avenida o calle vehicular, sino que se trata de una zona habilitada para la recreación, el esparcimiento y las caminatas”, precisa Sergio.
“Ese es un cambio importante conceptual que hay que valorar, por lo menos en Dichato tratamos de que los vehículos circularán lo más retirado de la playa para que así la zona peatonal sea la más importante”, agrega.

Un caso destacado
“En el caso de Dichato tienes un paseo ribereño, un pequeño parque y una costanera
vehicular, este conjunto de elementos contribuye a que en un futuro el impacto de tsunami sea menor”, explica el Premio Nacional de Urbanismo de 2014.
Entre este conjunto de elementos también se encuentra el primer y único bosque de
mitigación construido en la región, proyecto que estuvo a cargo de la arquitecta del Servicio de Vivienda y Urbanismo, Karin Soto Cox.
Para su construcción y diseño se tuvo en cuenta una serie de variables, las cuales fueron  observadas por un consultor externo, en este caso el reconocido geógrafo Marcelo Lagos.
Sobre esto, Karin detalla que “el bosque se localizó en el borde del estero, porque por allí se registraron los parámetros hidrodinámicos más peligrosos, con mayor velocidad, ya que es la parte más baja”, explica.
El objetivo es que los árboles allí plantados formen una barrera protectora. “La idea es minimizar el riesgo para que las personas puedan evacuar sin parámetros tan peligrosos y resguardar la infraestructura”, precisa la arquitecta, eso sí, indicando que esta es una zona que siempre se va a inundar, pero lo importante es que haya mayor seguridad.

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